Abrir un cofre y una lata
Si el techo hubiera decidido derrumbarse, seguramente los libros de Julio y Andrea los hubieran protegido a ambos, pues parecían reforzar las paredes a lo largo de todo su recorrido alrededor del living -o los hubieran aplastado. Algunos de portadas serias y otros de títulos intrigantes, unos técnicos y otros puramente literarios daban color a la sala, además de cierta calidez. Ella había contemplado más de una vez la idea de ordenarlos por su color en lugar de autores, para que fueran formando una gama de tonos oscuros y claros a medida que se avanzaba hacia la cocina. Enseguida descartaba la idea, por el trabajo que les llevaría encontrar alguno específico que estuvieran buscando y porque no tenía la mínima intención de desempolvar el sector más alto de la biblioteca. El viento golpeaba agresivamente los cristales y caracoles que pendían de los colgantes que ella había hecho ...